La final de Wembley tendrá un finalista inglés. Salvo milagro, que es lo que ha hecho el Schalke 04 llegando a semifinales, el Manchester United jugará su tercera final de la Champions League en cuatro años. Un hito al alcance de muy pocos. Le ha costado al equipo de Ferguson un año superar los traspasos de Cristiano Ronaldo y Tévez. Sin compras millonarias en este tiempo, le ha valido al United el liderazgo de Rooney y de los veteranos Van der Sar, Vidic, Ferdinand, Scholes o Giggs, más la aportación decisiva de los Chicharito, Nani o Valencia para regresar al trono de la Premier, que ya roza, y a la final de Champions. Un mérito enorme.
El United cortó de raíz el sueño del Schalke 04, al que devolvió a la realidad. Los alemanes han llegado demasiado lejos tras eliminar a Valencia y, sobre todo, al vigente campeón, el Inter de Milán. Neuer se tuvo que multiplicar en la primera mitad para evitar una goleada. Pese a las buenas intenciones iniciales del Schalke, que intentó llevar la iniciativa por medio de Baumjohann y Jurado, muy pronto el Manchester United le robó el balón y asoló la portería rival. La superioridad fue aplastante. Rooney, Park, Giggs y, sobre todo, Chicharito Hernández, tuvieron ocasiones de todos los colores posibles, pero siempre aparecía Neuer para evitar el gol. El portero alemán, posible futuro guardameta del Bayern Múnich, dio una exhibición de reflejos bajo palos.
El Schalke, mientras, apenas alimentó a sus delanteros. Farfán lo intentó con un remate cruzado desviado y, en la reanudación, aún con 0-0, Edu hizo lo propio pero Van der Sar atrapó. Fueron las mejores ocasiones de los alemanes, que afrontaron el partido con un ambicioso 4-3-3 pero se dieron de bruces con la realidad. Raúl, siempre voluntarioso, no recibió balones con los que
prolongar su inmejorable registro goleador.
prolongar su inmejorable registro goleador.
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